ENDOCRINÓLOGOS EN CANCÚN
Los Endocrinologos son médicos que se especializan en el estudio, diagnóstico y tratamiento de los trastornos del sistema inmunológico, específicamente aquellos debidos a hiper-sensibilidad (alergias), así como también las enfermedades relacionadas con la falla de algunos de los elementos del sistema inmunológico (de defensa).
Dra. Ericka Flores Vicario
Endocrinóloga Pediatra
Ced. Pediatra. 4700003
Ced. Endocrinologia.7130378
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Cuando visitar al endocrinólogo
Alteraciones de la glandula tiroides
Dr. Héctor Raúl Rivero Escalante
Médico Cirujano / Pediatra/ Endocrinólogo
Cédula Prof. 1902098
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Consultorio: PH 13 Hospital Pabellón Caribe
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Dr.Ruy David Arjona Villicaña
Endocrinología y Medicina Interna.
Ced.3769298 Ced.Inter. 5164189
Ced. Medicina Endo. 5928651
*Certificado por el Consejo Mexicano de Nutrición y Endocrinología (CMNE).
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- Enfermedades de tiroides .
- Obesidad y control de peso.
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- Colesterol y triglicéridos.
- Trastornos Hormonales.
- Tumores de la glándulas.
- Hipófisis y suprarenales.
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de 9am a2pm y 5pm a 8pm .
Dr. Eder Benítez Castañeda
Ginecología Endocrinológica
CED. 6114018 CED ESP. 10597533
*Universidad Nacional Autónoma de México
*Universidad de Alcalá (España)
*Certificado por el colegio Mexicano de Espacialista en Ginecología y Obstetricia
*Miembro activo de Intarnational Society of Gynecological Endocrinology
Atención a:
Diabetes y embarazo.
Enfermedad tiroidea y embarazo.
Obesidad y embarazo
Control de peso en mujeres.
Ayuda hormonal en pacientes transgénero
Problemas hormonales ginecológicos como ovario poliquistico y endometriosis.
Preparación internacional para ti…
CEDIMMONT.
calle 50 por 47 y 45 #206 Francisco de Montejo 97203 Mérida Yucatán
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Dr. Mario Edgar Galeana García
Endocrinólogo
Cédula Prof. 3567120
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Consultorio: PB Loc. 10 Integra Grupo Médico
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Teléfono 998 688 91 46
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María Margarita Chávez Hernández
Endocrinólogo
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Cédula Esp. 3393484
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Trastornos endocrinos
Los trastornos endocrinos pueden ser secundarios a una disfunción originada en la glándula endocrina periférica propiamente dicha (trastornos primarios) o a una sub o sobreestimulación a cargo de la hipófisis (trastornos secundarios). Los trastornos pueden generar una hiperproducción de hormonas (hiperfunción) o una hipoproducción de hormonas (hipofunción).
En raras ocasiones, trastornos endocrinos (en general, hipofunción) aparecen como consecuencia de respuestas tisulares anormales a las hormonas. Las manifestaciones clínicas de los trastornos hipofuncionantes suelen ser insidiosas e inespecíficas.
Hiperfunción
La hiperfunción de las glándulas endocrinas puede ser el resultado de su estimulación excesiva a cargo de la hipófisis pero, con mayor frecuencia, se debe a una hiperplasia o una neoplasia de la glándula propiamente dicha. En algunos casos, ciertos cánceres de otros tejidos pueden producir hormonas (producción ectópica de hormonas). El exceso hormonal también puede ser el resultado de la administración exógena de hormonas. Algunos pacientes las consumen sin informarle al médico (falsa enfermedad). Algunas veces se desarrolla hipersensibilidad tisular a las hormonas. Los anticuerpos pueden estimular las glándulas endocrinas periféricas, como se observa en el hipertiroidismo de la enfermedad de Graves. La destrucción de una glándula endocrina periférica puede liberar bruscamente la hormona almacenada (p. ej., hormonas tiroideas en una tiroiditis). Los defectos enzimáticos en la síntesis de una hormona en las glándulas endocrinas periféricas pueden promover una hiperproducción de las hormonas proximales al bloqueo. Por último, la hiperproducción de una hormona puede representar una respuesta apropiada ante una enfermedad.
Hipofunción
La hipofunción de una glándula endocrina puede ser secundaria a una estimulación deficiente a cargo de la hipófisis. La hipofunción que se origina dentro de la glándula periférica propiamente dicha puede ser el resultado de trastornos congénitos o adquiridos (como enfermedades autoinmunitarias, tumores, infecciones, trastornos vasculares y toxinas). Las enfermedades genéticas que producen hipofunción pueden deberse a la deleción de un gen o a la producción de una hormona anormal. La reducción de la producción hormonal en la glándula endocrina periférica, con aumento resultante de la síntesis de la hormona reguladora de la hipófisis, puede ocasionar una hiperplasia de la glándula periférica. Por ejemplo, si la síntesis de hormona tiroidea es defectuosa, se producen cantidades excesivas de hormona tiroideoestimulante (TSH), con generación de bocio.
Varias hormonas deben convertirse en una forma activa después de su secreción de la glándula periférica. Algunas enfermedades pueden bloquear este paso (p. ej., la nefropatía puede inhibir la síntesis de la forma activa de la vitamina D). Los anticuerpos contra la hormona circulante o su receptor pueden bloquear la capacidad de la hormona para unirse a su receptor. Ciertas enfermedades o fármacos pueden aumentar la depuración de hormonas, y ciertas sustancias circulantes también pueden bloquear la función de algunas. Los trastornos del receptor o de otra región periférica también pueden ocasionar una hipofunción.
Pruebas de laboratorio
Como los síntomas de los trastornos endocrinos pueden comenzar en forma insidiosa y ser inespecíficos, el reconocimiento clínico suele retrasarse meses o años. Por esta razón, el diagnóstico bioquímico suele ser fundamental y típicamente requiere la medición de las concentraciones séricas de las hormonas periféricas o las hipofisarias.
En general se considera que la hormona libre o biodisponible (o sea, aquella no unida a una molécula fijadora específica) es la forma activa. Esta fracción hormonal se mide con diálisis en equilibrio, ultrafiltración o un método de extracción con solvente para separar la hormona libre y la ligada a albúmina de la globulina fijadora. Estos métodos pueden ser costosos y requerir mucho tiempo. Si bien los ensayos con análogos y con competencia de hormonas libres se emplean con frecuencia, no siempre son precisos y no deben utilizarse.
Las concentraciones de hormona libre también pueden estimarse en forma indirectadeterminando los niveles de la proteína fijadora y su aplicación para ajustar el valor respecto de la concentración sérica de la hormona total. No obstante, los métodos indirectos son imprecisos si la capacidad de unión de la proteína fijadora de hormonas está alterada (p. ej., por una enfermedad).
Dado que la mayoría de las hormonas mantienen ritmos circadianos, las mediciones deben llevarse a cabo en un horario determinado. Las hormonas que varían sus concentraciones en períodos breves (p. ej., hormona luteinizante) necesitan 3 o 4 valores en 1 o 2 horas o una muestra de sangre almacenada. Las hormonas cuyos valores fluctúan de una semana a otra (p. ej., testosterona) requieren la evaluación de 2 muestras separadas por un lapso de 1 semana.
En ciertos casos, se realizan estimaciones indirectas. Por ejemplo, como la hormona de crecimiento (GH) tiene una vida media sérica corta y es difícil de detectar en el suero, a menudo se mide la concentración sérica del factor de crecimiento semejante a la insulina-1 (IGF-1) como índice de la actividad de la GH, dado que la primera hormona se sintetiza en respuesta al estímulo con GH. En ocasiones, pueden utilizarse las concentraciones urinarias (p. ej., cortisol libre para diagnosticar una enfermedad de Cushing) o salivales. En la actualidad, se investiga si los metabolitos de una hormona circulante son capaces de indicar la cantidad de hormona biodisponible.
En muchas situaciones se requiere una prueba dinámica. En los órganos hipofuncionantes puede utilizarse una prueba estimuladora, y en los hiperfuncionantes una prueba supresora.
Tratamiento
Los trastornos por hipofunción suelen tratarse con reposición de la hormona periférica, independientemente de si el defecto es primario o secundario (salvo la reposición de GH para el enanismo hipofisario). Si existe resistencia a las hormonas, pueden utilizarse fármacos que reduzcan esta resistencia (p. ej, metformina o tiazolidinedionas para la diabetes mellitus tipo 2). En ocasiones debe administrarse un fármaco estimulante de la hormona.
La radioterapia, la cirugía y los fármacos que suprimen la síntesis de hormonas está indicados para el tratamiento de los trastornos caracterizados por hiperfunción. En ciertos casos, se utiliza un antagonista del receptor.
Envejecimiento y sistema endocrino
Las hormonas experimentan numerosos cambios con el envejecimiento. La mayoría de las concentraciones hormonales disminuye, aunque algunas permanecen normales, como las de TSH, ACTH (basal), tiroxina, cortisol (basal), 1,25-dihidroxicolecalciferol, insulina (a veces aumenta) y estradiol (en los hombres). Las hormonas cuyas concentraciones se incrementan, como la ACTH (mayor respuesta a la hormona liberadora de corticotropina), la hormona foliculoestimulante, la globulina fijadora de hormonas sexuales y la activina (en los hombres), las gonadotropinas (en las mujeres), la adrenalina (a edad muy avanzada), la hormona paratiroidea, la noradrenalina, la colecistocinina, el péptido intestinal vasoactivo y la ADH (con pérdida adicional del ritmo circadiano), y el factor natriurético auricular, se asocian con defectos en los receptores o en las fases posteriores a la unión al receptor, lo que provoca hipofunción. Muchas modificaciones relacionadas con la edad son similares a las observadas en los pacientes con deficiencias hormonales, lo que condujo a la formulación de la hipótesis que indica que existiría una fuente hormonal de la juventud (es decir, la especulación de que ciertos cambios asociados con el envejecimiento podrían revertirse si se repusieran una o varias hormonas deficientes). Cierta evidencia sugiere que la reposición de algunas hormonas en los ancianos puede mejorar la evolución funcional (p. ej., fuerza muscular, densidad mineral ósea), pero hay poca evidencia en relación con sus efectos sobre la mortalidad. En algunos pacientes, la reposición de hormonas puede ser nociva, como en el caso de la reposición de estrógeno en la mayoría de las mujeres ancianas.
Una teoría competitiva indica que la reducción hormonal relacionada con la edad representa un enlentecimiento protector del metabolismo celular. Este concepto se basa en la teoría del envejecimiento relacionado con la velocidad de la vida (o sea, cuanto más rápido es el metabolismo de un organismo, más pronto muere). Este concepto parece estar avalado por estudios que evaluaron los efectos de las restricciones dietéticas (capaces de disminuir las concentraciones de hormonas estimuladoras del metabolismo y de esta manera reducir la tasa metabólica) sobre la prolongación de la vida de los roedores utilizados en la experimentación.
La concentración de dehidroepiandrosterona (DHEA) y su sulfato disminuye notablemente con el paso de los años. A pesar del optimismo respecto de la función del suplemento de DHEA en los adultos mayores, la mayoría de los estudios controlados no pudieron demostrar beneficios significativos.
La pregnenolona es el precursor de todas las hormonas esteroideas. Al igual que la DHEA, sus concentraciones disminuyen con la edad. Los estudios realizados en la década de los años 1940 demostraron su seguridad y sus efectos ventajosos en las personas con artritis, pero otros estudios no pudieron demostraron efectos beneficiosos sobre la memoria y la fuerza muscular.
Las concentraciones de GH y su hormona periférica (IGF-1) se reducen con la edad. La reposición de GH en los ancianos a menudo aumenta la masa muscular pero no incrementa la fuerza (que puede aumentar en individuos desnutridos). Sus efectos adversos (p. ej., síndrome del túnel carpiano, artralgias, retención de líquido) son muy frecuentes. La GH puede cumplir un papel en el tratamiento de algunos ancianos desnutridos a corto plazo, pero en las personas desnutridas en estado crítico la GH aumenta la tasa de mortalidad. Los secretagogos que estimulan la síntesis de GH en un patrón más fisiológico pueden ser beneficiosos y reducir el riesgo.

Deficiencia en la hormona de crecimiento
La hipófisis se encuentra en la base del cerebro. Esta glándula controla el equilibrio de las hormonas del cuerpo. También produce la hormona del crecimiento, la cual hace que un niño crezca.
La deficiencia de la hormona del crecimiento puede estar presente al nacer. Puede ser el resultado de una afección. Una lesión cerebral grave también puede causar deficiencia de esta hormona.
Los niños con defectos físicos de la cara y el cráneo, como labio leporino o paladar hendido, pueden tener disminución del nivel de la hormona del crecimiento.
La mayoría de las veces, se desconoce la causa de la deficiencia de la hormona del crecimiento.
Síntomas
El crecimiento lento se puede notar por primera vez en la lactancia y continuar a través de la infancia. El pediatra a menudo dibuja la curva de crecimiento de niños en una tabla de crecimiento. Los niños con deficiencia de la hormona del crecimiento tienen una tasa de crecimiento lenta o pareja. Es posible que el crecimiento lento no se vea hasta que un niño tenga 2 o 3 años de edad.
El niño será mucho más bajo que la mayoría de los niños de la misma edad y sexo. Tendrá proporciones corporales normales, aunque la contextura corporal puede ser gordita. A menudo, la cara del niño se ve más joven que otros niños de la misma edad. Además tendrá una inteligencia normal en la mayoría de los casos.
En niños mayores, la pubertad puede llegar tarde o no llegar en absoluto, según la causa.
Pruebas y exámenes
Un examen físico, que incluye peso, estatura y proporciones corporales, mostrará signos de crecimiento lento. El niño no seguirá las curvas de crecimiento normal.
Una radiografía de la mano puede determinar la edad ósea. Normalmente, el tamaño y forma de los huesos cambian a medida que la persona crece. Estos cambios se pueden observar en una radiografía y con frecuencia siguen un patrón a medida que un niño va creciendo.
Los exámenes a menudo se hacen después de que el pediatra ha explorado otras causas del crecimiento insuficiente. Los exámenes que se pueden hacer incluyen:
- Factor de crecimiento insulinoide (IGF-1, por sus siglas en inglés) y proteína 3 de fijación del factor de crecimiento insulinoide (IGFBP-3, por sus siglas en inglés). Estas son sustancias que produce el cuerpo estimulado por las hormonas del crecimiento. Los exámenes pueden medir estos factores de crecimiento. Las pruebas de la deficiencia exacta de la hormona del crecimiento implican un examen de estimulación, el cual tarda varias horas.
- Una resonancia magnética de la cabeza puede mostrar el hipotálamo y la hipófisis.
- Se pueden hacer exámenes para medir otros niveles hormonales, debido a que posiblemente la falta de hormona del crecimiento no sea el único problema.
Tratamiento
El tratamiento implica inyecciones de hormona del crecimiento aplicadas en el hogar. Estas se aplican con frecuencia una vez al día. Los niños mayores a menudo pueden aprender cómo aplicarse ellos mismos la inyección.
El tratamiento con hormona de crecimiento es a largo plazo y a menudo dura varios años. Durante este tiempo, el niño debe ser visto regularmente por el pediatra para garantizar que el tratamiento esté funcionando. El proveedor cambiará la dosis de la medicina si es necesario.
Los efectos secundarios serios de la terapia con hormona del crecimiento son poco comunes. Los efectos secundarios frecuentes incluyen:
- Dolor de cabeza
- Retención de líquidos
- Dolores articulares y musculares
- Deslizamiento de los huesos de la cadera
Expectativas (pronóstico)
Cuanto antes se realice el tratamiento de la afección, mayor será la probabilidad de que un niño crezca hasta alcanzar una estatura adulta cercana a lo normal. Muchos niños crecen 4 pulgadas (unos 10 cm) o más durante el primer año y 3 pulgadas (7.6 cm aprox.) o más durante los siguientes 2 años. Posteriormente, la tasa de crecimiento disminuye lentamente.
La terapia con hormona del crecimiento no funciona para todos los niños.
Sin tratamiento, la deficiencia en la hormona del crecimiento puede llevar a estatura baja y retraso en la pubertad.
La deficiencia en la hormona del crecimiento puede ocurrir con deficiencias de otras hormonas, como las que controlan:
- La producción de hormonas tiroideas
- El equilibrio hídrico del cuerpo
- La producción de hormonas sexuales masculinas y femeninas
- Las glándulas suprarrenales y su producción de cortisol, DHEA y otras hormonas

¿Puede la contaminación aumentar el riesgo de obesidad?
La contaminación no solo ha demostrado tener graves riesgos para la salud, empezando por las enfermedades cardiovasculares y pulmonares, sino que incluso recientemente hemos tenido datos de que cada año la contaminación mata a millones de personas de forma directa.
Ahora bien, ¿es posible que la contaminación contribuya a aumentar el riesgo de obesidad? Aunque suene extraño, un estudio realizado por la Universidad de Duke y publicado enFASEB Journal sugiere que sí.
La contaminación y la obesidad
En el estudio, llevado a cabo por Junfeng “Jim” Zhang y sus colegas, se colocó a ratas de laboratorio embarazadas y a sus crías en dos cámaras: Una cámara exponía de forma directa a las ratas al aire contaminado de Pekín, y la otra cámara disponía de un filtro que eliminaba la mayor parte de partículas contaminantes.
Tras el paso de sólo 19 días, los pulmones e hígados de las ratas embarazadas expuestas a la contaminación aumentaron de tamaño y se inflamaron. Además, mostraron hasta un 50% más de colesterol LDL (o “colesterol malo“) en sangre, hasta un 46% más de triglicéridos y hasta un 97% más de colesterol total. Por si fuera poco, también se detectó un aumento de la resistencia a la insulina, un signo precoz de diabetes tipo 2, en comparación a sus compañeras que respiraban aire limpio.
¿Por qué la contaminación altera el metabolismo?
Todos estos datos han dado como conclusión que la contaminación altera el metabolismo de forma tan drástica que, en consecuencia, se llega a un estado de obesidad. Es más, las ratas expuestas a la contaminación aumentaron de peso de forma significativa, a pesar de seguir la misma dieta que sus pares que respiraban aire limpio.
Las crías de ratas, que también se encontraban en las cámaras, también mostraron resultados similares.
Cabe destacar, asimismo, que todos estos resultados negativos se produjeron de forma más drástica tras el paso de 8 semanas de estudio. Durante las primeras 3 semanas hubo efectos negativos, pero parece ser que la exposición a largo plazo es la que realmente genera los cambios inflamatorios y metabólicos continuos.
Esencialmente lo que se produce, según los investigadores, es un gran estrés oxidativo a causa del aire contaminado. Esto provoca la inflamación orgánica y del sistema circulatorio, y en consecuencia se producen los cambios metabólicos como la resistencia a la insulina o el aumento de colesterol y grasa en sangre.
Así concluye el estudio Zhang:
“Dado que la inflamación crónica es un factor conocido de obesidad, y que las enfermedades metabólicas como la diabetes y la obesidad están estrechamente relacionadas, creemos que nuestros resultados proporcionan pruebas claras de que la exposición crónica a la contaminación atmosférica aumenta el riesgo de desarrollar obesidad.
Si se traducen y verifican estos hallazgos en seres humanos, sería necesario y urgente reducir drásticamente la contaminación atmosférica, dada la creciente carga de riesgo de obesidad existente en el actual mundo contaminado”

5 Rutinas que engordan y no lo sabías
A estas alturas, todos tenemos más o menos claro qué clase de hábitos tenemos que cambiar para lograr un peso adecuado, cuáles son las premisas de una dieta equilibrada y cuáles son los alimentos que más y menos engordan.
Pero seguro que te va a sorprender descubrir que algunas rutinas cotidianas, esas que realizas sin darte cuenta y que no relacionas ni con la dieta, ni con el peso, ni siquiera con la salud, están muy relacionadas con el éxito o fracaso de un plan de adelgazamiento, o con la dificultad para mantenerte en tu peso.
Malos hábitos
- Comer deprisa.
El cerebro necesita un tiempo para procesar la información que nuestro estómago le manda y darse cuenta de que ha comido suficiente. Si comes muy deprisa, además de ingerir más aire, que hará que sufras distensión abdominal y hagas peor la digestión, para cuando sientas sensación de saciedad, sin duda habrás ingerido más calorías de las que debías.
- Comer viendo la televisión o trabajando ante el ordenador.
Si tu cerebro está distraído no reconoce lo que estás comiendo, y por tanto la sensación de saciedad no llega. Según un estudio realizado por la Universidad de Birminghan en el Reino Unido, el grupo de personas que fueron observadas durante sus comidas, y que lo hacían ante la televisión o ante un ordenador, comían más cantidad de alimentos, y tenían hambre en menos tiempo, porque no eran conscientes realmente de lo que habían ingerido.
- Comer caminando.
Sigue la misma premisa que el punto anterior. El cerebro no está pendiente de lo que te llevas a la boca, porque tiene que trabajar en tu equilibrio, en tu visión, en tu seguridad (para evitar que tropieces o que te manches) y eso evita que se registre la cantidad que llevas consumida y que no sientas saciedad o tardes más en sentirla.
- El enamoramiento.
Lo sentimos, el amor engorda. O al menos no ayuda a estar a dieta. Según varios expertos de la Universidad de Queensland en Australia, estar en pareja, en los primeros momentos, hace que relajes tus exigencias ante la comida, porque “ya” has encontrado pareja, y copies sus hábitos aunque no sean demasiado sanos. Además crearás rutinas para estar juntos en torno a una mesa, un sofá o una cama. Para evitar esto podríais salir juntos a practicar running o convencer a tu pareja de las beldades de una dieta frutariana (aunque eso es más difícil). Pero no te preocupes, en un tiempo volverás a la normalidad y volverás a cuidarte, porque al final, a quien queremos y debemos gustar en primer lugar es a uno mismo. ¿No te parece?
- El ayuno prolongado.
En AXA Health Keeper te hemos hablado en más de una ocasión sobre este error tan habitual. Si te saltas una comida, porque crees que si ingieres menos alimentos adelgazarás seguro, te estás equivocando. Al no recibir alimento, tu cuerpo se vuelve ahorrador. Eso significa que gastará menos energía para tus funciones vitales. Además se produce un aumento en la producción de insulina, para que las células no se queden sin glucosa, y esto, unido a que tienes el estómago vacío produce una sensación intensa de hambre. Por todo ello, es más que probable, que tu cuerpo te pida ingerir más cantidad en la siguiente comida que hagas, y tu cuerpo aproveche hasta el último nutriente, porque deberá ahorrar, ante la “amenaza” de un nuevo ayuno prolongado.
¿Cómo solucionarlo?
No es la primera vez que oyes consejos para conseguir una dieta saludable.
Recuerda por tanto que:
- Es importante que comas sentado, tranquilo y sin distracciones.
- Debes comer al menos cinco veces al día.
- El desayuno es la comida más importante del día.
- La cena debe ser ligera pero no inexistente.
- Cuidarse en pareja es más fácil y los resultados se ven más.
- Somos lo que comemos.
- Es más sencillo bajar dos kilos, que decidir cuidarte cuando te sobran 20. Pero nunca es tarde si la dicha es buena.

Cómo evitar la obesidad infantil
La obesidad infantil es algo que cada vez afecta a más niños en España pero que, sin embargo, se puede evitar o al menos combatir con una serie de buenos hábitos que, en ningún caso, se han de saltar. Y es que la salud de un niño es fundamental para su desarrollo en todos los sentidos y la obesidad es un problema a la hora de llevar a cabo dicho desarrollo, intentar atajarlo es la clave.
Pues bien, a pesar de que hoy en día los padres tienen poco tiempo con su trabajo es fundamental guardar un orden en la alimentación del niño. Evitar alimentos procesados, congelados, bollería y frituras en exceso serán la clave. Dedicar cinco minutos para preparar o dejar preparada la merienda del niño y evitar que vaya a la panadería es un gesto que cuesta poco y se convertirá en todo un símbolo de cómo se alimenta el pequeño.

Y es que la alimentación de los niños ha de ser sana y equilibrada. Aseguraros que toma las cantidades recomendadas a la semana de pescado, carne, verduras, frutas, lácteos y cereales y que lo hace del mejor modo posible: evitando frituras o complementos llenos de azúcar.
No a los refrescos. Es normal que los niños quieran tomar refrescos porque les guste su sabor pero no hay que olvidar que contienen grandes cantidades de azúcares. Así que lo mejor será guardar un día a la semana o cada quince días en el que el niño pueda comer algún refresco o dulce pero nada más. En el caso de losdulces será mucho mejor que sean caseros a que se correspondan con piezas de bollería industrial. Solamente con una alimentación cuidada, vigilada por los progenitores y con buenas prácticas el pequeño podrá evitar caer en la obesidad o, en su defecto, combatirla.

La obesidad multiplica por 7 la probabilidad de padecer artrosis
La posibilidad de padecer artrosis es casi 7 veces mayor en personas con obesidad que en personas con normopeso. De hecho, junto con la edad, la obesidad es el factor que más está claramente relacionado con esta enfermedad.
La prevalencia de la obesidad un dato preocupante en el mundo occidental, lo que unido a este dato nos hace pensar que patologías asociadas a ella como la artrosis van a tener una gran presencia de aquí a unos años.
Por eso, tal y como veremos en este artículo, es muy recomendable no mantener unsobrepeso con grado de obesidad ni de jóvenes ni de mayores.
De hecho, variaciones leves podrían tener un impacto positivo en la reducción de la probabilidad de padecer artrosis. Veamos esta cuestión con más detenimiento.
Obesidad y artrosis, una asociación peligrosa
En relación al dato que encabeza este artículo, el presidente de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) ha hecho las siguientes declaraciones:
“La asociación con obesidad se ha observado tanto en la artrosis de articulaciones de carga como cadera y rodilla, como en articulaciones que no son de carga (manos) o con la artrosis generalizada.
La obesidad ejerce un mecanismo negativo sobre las articulaciones que puede explicarse por el efecto de la carga excesiva que provoca una mayor degradación del cartílago articular, pero también ejerce otro mecanismo sistémico, en relación a la alteración metabólica asociada a la obesidad.
Así, se considera el tejido adiposo como un verdadero órgano endocrino, productor de sustancias con capacidad inflamatoria que podrían ejercer un efecto lesivo sobre el cartílago articular, independientemente del efecto carga, motivo que explicaría la asociación entre la obesidad y articulaciones de no carga”.
Asimismo, la junta directiva de la Sociedad Española de Reumatología (SER) se pronunciaba también sobre esto, afirmando que “se ha observado una prevalencia de obesidad en la población española con artrosis de rodilla del 38 por ciento en las mujeres y del 28 en los hombres.
Las estrategias para reducir peso, en el caso concreto de la artrosis de rodilla, podrían incluso reducir la cirugía en un 31 por ciento. Además, hay que tener en cuenta que la obesidad también tiene su impacto en enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide, la espondilitis anquilosante y la artropatía psoriásica”
La artrosis, un dolor que incapacita
La artrosis es una enfermedad musculo-esquelética degenerativa causada por el deterioro del cartílago articular, la parte que recubre los extremos óseos que dan lugar a las articulaciones y permiten el movimiento del esqueleto.
La artrosis es una de las principales causas de discapacidad en el mundo moderno, lo cual deberíamos tener muy en cuenta. La calidad y esperanza de vida merman considerablemente.
Una persona con artrosis ve disminuidas sus posibilidades de darse un paseo, de asearse, de cocinar o de realizar cualquier otra actividad básica de la vida diaria. Por eso, todas las precauciones son pocas para evitar que esta terrible enfermedad nos aqueje.
Artrosis y artritis, dos enfermedades necesitadas de aclaración
Sea por confusión o por desconocimiento la artrosis y la artritis son dos enfermedades que se confunden con frecuencia.
Como hemos visto, mientras que la causa de la artrosis es el envejecimiento y el desgaste del cartílago, la artritis puede ser causada por una enfermedad autoinmune, una infección o un traumatismo.
No obstante, las consecuencias de ambas son muy similares:
- Disminución de la capacidad de movimiento de las articulaciones.
- Rigidez.
- Dolor.
Así, en el caso de la artritis, se usa un tratamiento u otro en función del origen: corticoides, antiinflamatorios, supresores del dolor, etc. La idea es centrarse en la enfermedad que ha causado la afección y mejorar de este modo el estado del paciente.
Sin embargo, dado que la artrosis es una patología degenerativa, solo se puede tratar el dolor mediante fármacos antiinflamatorios e inmunosupresores.
En cualquier caso, para ambas patologías es buena la práctica de ejercicio físico regular adecuado a la persona y supervisado por un especialista.
Consejos para perder peso
El desgaste que sufren nuestras articulaciones y huesos como consecuencia del sobrepeso es devastador. Esto es algo muy peligroso, pues cuando somos jóvenes no le damos importancia y vamos dejando que nuestro cuerpo se deteriore.
Los expertos en el campo afirman que “reducir 4 o 5 kilos, o 2 puntos de IMC, consigue disminuir el riesgo de osteoartritis en un 50 por ciento”.
Asimismo, aclaran que no se habla de llegar al peso ideal, sino que el hecho de conseguir moderadas pérdidas tiene grandes beneficios osteoarticulares.
Por eso, vamos a acercaros algunos puntos básicos que son claves para bajar de peso:
- Controlar la cantidad de comida que ingerimos.
- Comer con moderación y un poco de todo.
- Mantenernos activos y caminar a diario.
- Comer fruta y verdura cada día.
- Limitar comidas con grasas o poco saludables.
- Comer despacio y acompañados, siempre que se pueda.
- Limitar los fritos y rebozados.
- Quitarnos la sed con agua y evitar alcohol o bebidas azucaradas.
- Moderar el consumo de azúcar blanco y de alimentos dulces.
No nos podemos olvidar de que consultar con profesionales sanitarios especializados para cualquier duda es primordial. Que nos ayuden y asesoren es el primer paso para decirle adiós a la obesidad.

¿Se engorda más con la menopausia?
• el desorden endocrino
• aumento del tamaño y número de adipocitos
• una disminución del metabolismo basal (en parte debido a la disminución de músculo en estas edades). Es decir, gastamos menos energía, por lo que debemos adaptar nuestra dieta a estos cambios y consumir las calorías que realmente necesitamos.

- No olvidar la ingesta de agua ( alrededor de unos 2 litros/ día).
- Tomar alimentos ricos en Omega-3 (nueces, pescados azules, espinacas).
- Mantener un buen aporte de vitamina B, tanto proveniente de carne/ pescado como en forma de cereales integrales y legumbres.
- El consumo de frutas será de 3 piezas/día.
- La ingesta de grasa será proveniente de aceite de oliva y frutos secos, así como el aguacate, moderando la bollería, embutidos y fritos.
- La ingesta de calcio adecuada sería unos 1.500 mg al día:
* Podría ser la equivalencia de 2 vasos de leche (500 mg Ca), 1 yogur (175 mg Ca), 200 g de acelgas (225 mg Ca), 1 sardina en aceite.